MONICIÓN DE ENTRADA
Sed todos bienvenidos a la Eucaristía. El domingo 30 del Tiempo Ordinario nos ofrece en sus Lecturas grandes enseñanzas. En el Evangelio de Marcos vamos a asistir a la curación del ciego Bartimeo. Postergado, marginado, al borde del camino, Bartimeo poco espera de la vida. Pero oye que viene Jesús de Nazaret y entiende que el Señor es su gran esperanza. Grita y grita para que le lleven ante el Maestro. Y es la cercanía de Jesús lo que le abre los ojos a una nueva vida. Todos somos un poco ciegos. Todos necesitamos que Jesús nos abra a los ojos a la alegría y a la esperanza. Y pidamos también al Señor Jesús que acreciente nuestra fe y la de los hermanos, sobre todo de los más alejados. Es nuestra plegaria especial para este Año de la Fe que estamos celebrando.