MONICIÓN DE ENTRADA
Recibid nuestra más cordial bienvenida en este día grande que conmemoramos la Trinidad. Y es que, año tras año, al comenzar la segunda parte del Tiempo Ordinario, celebramos este Domingo de la Santísima Trinidad. Y ante ello –ante la Trinidad Santa--, hoy, además de leer y escuchar la Palabra de Dios en la Eucaristía, deberíamos abrir un silencio gozoso en nuestras almas, pues solamente con esta actitud podremos comprender que la Santísima Trinidad no es una verdad pasada de moda, sino un misterio que nos hace vivir. Silencio y calma, éstas son las palabras que nos llevan a la intimidad de ese Dios cercano, familiar, que regala al hombre la inmensidad de su amor. En esa oración fraterna y milagrosa que es la Eucaristía, aparece la Trinidad Santa continuamente.
Recibid nuestra más cordial bienvenida en este día grande que conmemoramos la Trinidad. Y es que, año tras año, al comenzar la segunda parte del Tiempo Ordinario, celebramos este Domingo de la Santísima Trinidad. Y ante ello –ante la Trinidad Santa--, hoy, además de leer y escuchar la Palabra de Dios en la Eucaristía, deberíamos abrir un silencio gozoso en nuestras almas, pues solamente con esta actitud podremos comprender que la Santísima Trinidad no es una verdad pasada de moda, sino un misterio que nos hace vivir. Silencio y calma, éstas son las palabras que nos llevan a la intimidad de ese Dios cercano, familiar, que regala al hombre la inmensidad de su amor. En esa oración fraterna y milagrosa que es la Eucaristía, aparece la Trinidad Santa continuamente.