“Sin amor, también la ciencia pierde su nobleza. Sólo el amor garantiza la humanidad de la investigación”. Así el Papa Benedicto concluyó su discurso, el jueves por la mañana, a la Facultad de Medicina y Cirugía de la Universidad Católica del Sagrado Corazón. Una respuesta profunda y tocante a una necesidad difundida de orientaciones sólidas y altas.
“Rico en recursos, pero no igualmente rico en sus objetivos, el hombre de nuestro tiempo (...), casi ofuscado por la eficacia técnica, olvida el horizonte esencial de la necesidad de sentido”. Una vez más, el Papa habla de la confianza en la inteligencia, en la razón; habla del cristianismo como “religión del Logos”, que no relega la fe al ámbito de lo irracional, sino que ve el origen y el sentido de toda la realidad en la “Razón creadora”.