MONICIÓN DE ENTRADA
Os deseamos, además de nuestra más cordial bienvenida, lo mejor para vosotros, lo mejor para todos. Y es el amor, esencia del cristiano, lo mejor que podemos poseer. El amor a Dios sobre todas las cosas y el amor a nuestros prójimos, a los próximos y a los lejanos, debe ser fundamental para nuestras vidas. Jesús de Nazaret nos va enseñar hoy algo importante: no se puede abusar del pueblo y menos desde las instancias religiosas, como hacían los fariseos y los maestros de la Ley convirtiéndolo todo en pesada carga imposible de soportar. Jesús lo dijo claro: mi yugo es suave y mi carga ligera… Deciros también que dentro de un par de días nos volveremos a ver en la celebración, el martes, de la Solemnidad de Todos los Santos. Iniciemos, ahora, nuestra eucaristía alegres y confiados.