La crisis de los países árabes vista desde Sami Basha.

Argelia, Egipto, Túnez, Yemen y ahora Libia. Uno por uno están cayendo los dictadores que tienen o han tenido en jaque, por muchos años, a Medio Oriente. Está soplando un viento de novedad en esta tierra, y ninguno sabe bien qué sucederá en los próximos meses. Nosotros se lo preguntamos al prof. Sami Basha, docente de la Universidad de Hebrón.

Lo que he visto personalmente en la plaza de Egipto, simplemente, son jóvenes que querían expresarse y expresar su deseo y su dignidad frente a la comunidad internacional que por mucho tiempo, de alguna manera, no ha escuchado el dolor que hay en Egipto. Egipto ha desatado en otros países revueltas similares pero, al mismo tiempo, con características diversas. Por lo que estamos viendo es lo que está sucediendo también en Libia, pero con más violencia. Permanecí frente a la TV para seguir los acontecimientos, y para ser sincero estoy orgulloso de este pueblo que, sin violencia, logró obtener la libertad. Ciertamente estamos aún preocupados por lo que sucederá después.
Me hace pensar este miedo que el mundo occidental tiene de lo que está sucediendo en la mayor parte de los países árabes. Yo personalmente, como árabe, cristiano, palestino vivo en esta parte del mundo y no pensaría mucho que está el fundamentalismo detrás de esta revuelta, porque el mundo árabe y el de Medio Oriente – y esto está bajo los ojos de todo el mundo – va en contra de esta onda de religiosidad”.


El profesor Basha es optimista, convencido de que los hechos recientes llevarán a un cambio positivo en estas tierras destrozadas por las fronteras y las dictaduras militares. Aunque don Marek, el salesiano polaco asesinado hace algunos días en Túnez, no podrá verlo nunca.

Relaciono inmediatamente este evento a aquel que aconteció a los cristianos golpeados en Egipto. Después de la caída del presidente se dijo en todos los noticieros del mundo que quien estaba detrás de este atentado no eran los musulmanes, sino un ministro del gobierno de Mubarak. Por lo cual, en el fondo yo no juzgaría, no acusaría quien estaba detrás de esta muerte. Seguramente sufrimos por oir que un hermano salesiano, uno de los nuestros, fue asesinado de esta manera. Terrible. Pero en una tierra de misión creo que el testimonio tiene su precio”.

El testimonio tiene un precio. Pero Egipto, Libia, Túnez, incluso Yemen, ¿valen la pérdida de una sola vida humana? Cierto es que la semilla debe morir, si quiere dar fruto. Gracias don Marek.

Fuente: H2ONews.

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