Carta Pastoral en el Día de la Vida Consagrada. "FIRMES EN LA FE".

Carta Pastoral en el Día de la Vida Consagrada. Febrero 2011.

“Firmes en la fe…”

Queridos Miembros de Vida Consagrada:

En esta jornada de la Vida Consagrada recordamos el pasaje del Evangelio referente a Marta y María, que nos ayudará a enmarcar la opción en la escucha y en el seguimiento de Cristo. Es una página en la que de una u otra forma nos hemos situado en diferentes momentos de nuestra existencia para tratar de dar razón de nuestra opción y de nuestras actitudes. Estoy seguro de que muchas personas, jóvenes o adultos, mediante este hecho de vida y de espiritualidad cristiana diferenciada, han percibido los primeros signos de una vocación por la consagración total a Cristo.

Con gozo reavivamos el convencimiento de que la vida contemplativa es siempre un ideal de perfección superior en la vida cristiana dentro de la Iglesia. Por otra parte, la misma vida activa y apostólica es considerada en el Evangelio, más por lo que tiene de santidad y de vida interior que por lo que tiene de actividad y de éxito externo. Sin esta santidad y vida interior, ni siquiera sería vida activa apostólica auténtica. Los consagrados no cultiváis tristezas, sino que proclamáis que el gozo verdadero puede ser tan extraordinario que nunca le reconoceremos si no nos distanciamos de nuestras seguridades y nuestros consuelos cotidianos, poniendo en entredicho la vaciedad de muchos de nuestros proyectos que no apuntan hacia Dios. Estos principios ayudan a mantener ese sano equilibrio espiritual que da sentido a nuestra existencia. Tengo presentes a tantos jóvenes que “en cada situación, en cada región de la tierra no dejan de preguntar a Cristo: lo encuentran y lo buscan para interrogarlo a continuación. Si saben seguir el camino que Él indica, tendrán la alegría de aportar su propia contribución para su presencia en el próximo siglo y en los sucesivos, hasta la consumación de los tiempos"1.

Es oportuno no olvidar que para llegar a la aurora hay que atravesar la noche oscura. Dada la disminución del número de vocaciones a la Vida Consagrada, algunos se preguntan si ésta sigue teniendo razón de ser y siendo una propuesta sugerente para los jóvenes. Ante este interrogante la respuesta es que “la vida consagrada como tal tiene su origen en el propio Señor que escogió para Si esta forma de vida virgen, pobre y obediente” y “por eso la vida consagrada nunca podrá faltar ni morir en la Iglesia: fue querida por el propio Jesús como parcela inamovible de su Iglesia”, como advertía el Papa Benedicto XVI. Personalmente no me imagino a la Iglesia sin la vida consagrada, y esto es lo que me motiva a deciros que obispo, sacerdotes, consagrados y laicos no hemos de ahorrar esfuerzo alguno a la hora de promover y cuidar las vocaciones, en este caso, a la vida consagrada. Los jóvenes consagrados son hoy un reto para el mundo.

La Exhortación Apostólica Vita Consecrata considera que, en el compromiso de revitalizar el testimonio vocacional, “la formación permanente, tanto para los Institutos de vida apostólica como para los de vida contemplativa, es una exigencia intrínseca de la consagración religiosa. El proceso formativo como se ha dicho, no se reduce a la fase inicial, puesto que, por la limitación humana, la persona consagrada no podrá jamás suponer que ha completado la gestación de aquel hombre nuevo que experimenta dentro de sí, ni de poseer en cada circunstancia de la vida los mismos sentimientos de Cristo”2. Esta preocupación es inherente a todo proceso de renovación que compromete a toda persona, ayudándole a pensar teológicamente la vida.

El Sínodo sobre la Palabra de Dios recomienda que nunca falte en las comunidades de vida consagrada una formación sólida para la lectura creyente de la Biblia, pues ha recordado que la vida consagrada “nace de la escucha de la Palabra de Dios y acoge el Evangelio como su norma de vida. En este sentido, el vivir siguiendo a Cristo casto, pobre y obediente se convierte en exégesis viva de la Palabra de Dios. El Espíritu Santo, en virtud del cual se ha escrito la Biblia, es el mismo que ha iluminado con la luz nueva de la Palabra de Dios a los fundadores y fundadoras. De ella ha brotado cada carisma y de ella quiere ser expresión cada
regla, dando origen a itinerarios de vida cristiana marcados por la radicalidad evangélica”3. Sé que amáis a nuestra Iglesia diocesana, la enriquecéis con vuestros carismas y le ofrecéis una dimensión más universal. Os manifiesto mi agradecimiento con mi cordial felicitación.

Os saluda con todo afecto y bendice en el Señor,

+ Julián Barrio Barrio,
Arzobispo de Santiago de Compostela.

* * *

1 JUAN PABLO II, Exhortación Apostólica “Tertio Millennio Adveniente”, 58.
2 JUAN PABLO II, Exhortación postsinodal “Vita consecrata”, 69.
3 BENEDICTO XVI, Exhortación postsinodal “Verbum Domini”, 83.


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