6 ENERO ~ LA EPIFANÍA DEL SEÑOR.

MONICIÓN DE ENTRADA.
Con la alegría que nos circunda, con la felicidad visible de los niños, os deseamos nuestra bienvenida a la Eucaristía en esta fiesta de la Manifestación de Dios: es lo que significa Epifanía. La presencia de los Reyes Magos en el Portal de Belén es la presentación del Niño Dios a los pueblos gentiles, a los no judíos. Pero, es, como puede verse, es también el Día de los Niños, el Día de las ilusiones. Y ese contenido infantil de la celebración es muy bueno. Ya sabéis que el mismo Cristo nos dijo que si no somos como niños no entraremos en el Reino de los cielos. Y deciros, también, que dentro de tres días, el domingo, veremos al Señor ya crecido, ya adulto, recibiendo el Bautismo de Juan. Iniciemos, pues, nuestra la celebración con esa alegría y la felicidad totales… como sólo los niños saben demostrar.

LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 2, 1-12 

Jesús nació en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:  « ¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos  visto salir su estrella y venimos a adorarlo.»  Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y  todo Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías.  Ellos le contestaron: «En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta: "Y tú, Belén, tierra de Judea, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judea, pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel."» Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:  «Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme,  para ir yo también a adorarlo.»  Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.  Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino. 
Fuente: CEE, Betania.

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